OCTUBRE, EL MES DEL ROSARIO : En el Colegio Nuestra Señora de la Asunción de Riimenze, donde muchos alumnos son internos, octubre es
un mes especialmente importante. Todas las tardes, de 3:00 a 4:00 p.m., los niños se reúnen después de clase para rezar el Santo Rosario. Cada clase se turna para rezarlo. Comenzamos esta devoción el 1 de octubre y la terminamos el 31.
Nuestros niños están empezando a apreciar y amar la devoción a la Virgen María y al Rosario. Después de cada Rosario, el Hermano encargado les da una catequesis sobre la vida y la figura de la Virgen María. Esperamos y rezamos para que estos niños puedan seguir rezando el Rosario en casa con sus familias después de la escuela.
Además, este año fue muy especial: el rosario terminó el viernes, el sábado siguiente fue el Día de Todos los Santos, seguido de la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos el domingo. Los niños escribieron los nombres de todos sus seres queridos fallecidos y los colocaron en el altar durante la Misa. ¡Que sus almas descansen en paz! (Hermano Eugene Mwesigye – Riimenze)
Una invitación a rezar a María con jóvenes y niños… ¡Jean-Marie de la Mennais lo recomendaba encarecidamente!
La devoción del Padre de la Mennais a la Virgen María

«Se recomienda a los Hermanos la más tierna devoción a la Santísima Virgen María… Que se esfuercen, imitando sus virtudes, por atraer sobre sí mismos y sobre los niños confiados a su cuidado las bendiciones de su divino Hijo.» «Llevad siempre con vosotros el rosario, pues es la vestidura de los siervos de María y la señal de sus hijos.» Estas eran exhortaciones que el Padre de la Mennais repetía constantemente. Él mismo ejemplificaba esta tierna devoción: cada día rezaba el rosario: «Su venerable padre nos da un hermoso ejemplo de su devoción a la Santísima Virgen. Desde su Primera Comunión, no ha faltado ni un solo día al rezo del rosario, a pesar de sus muchas responsabilidades» (A. García, capellán de Ploërmel). «Celebra con especial devoción las fiestas de la Virgen, para las que se prepara con ayuno; el último oficio que reza íntegro es el de la Inmaculada Concepción» (Hno Philippe Friot, p. 227).


