Una nueva alianza educativa se perfila en el «Pacto Educativo Mundial» revelado virtualmente por el Papa, el jueves 15 de octubre. El Santo Padre ha presentado en un mensaje de vídeo los siete puntos transversales: dignidad de la persona, escucha de los niños, generalización de la instrucción de las niñas, importancia de la familia, educación en la acogida, otra comprensión de los desafíos económicos y políticos, y salvaguardia de la Creación.

Partiendo de las consecuencias del confinamiento en el mundo de la educación, el Papa Francisco hace una constatación inequívoca. “La covid ha acelerado y ampliado muchas de las emergencias que encontramos, y nos ha revelado muchas más. Los sistemas educativos de todo el mundo han sufrido la pandemia tanto a nivel escolar como académico».

El confinamiento, una catástrofe educativa

En efecto, según el Santo Padre, las plataformas pedagógicas informatizadas empleadas durante los confinamientos por ambas partes y otras «han revelado no sólo una gran disparidad de oportunidades educativas y tecnológicas, y muchos niños y adolescentes se han quedado atrás en el proceso natural del desarrollo pedagógico».

Una «catástrofe educativa»: 10 millones de niños que podrían verse obligados a abandonar la escuela debido a la crisis económica relacionada con el coronavirus, según datos de las agencias internacionales.

«El poder transformador de la educación»

Una crisis global, estima el Papa, a la que habrá que acompañar con «un nuevo modelo cultural».

En efecto, «conocemos el poder transformador de la educación. Educar es apostar y dar al presente la esperanza que rompe los determinismos y fatalismos con los que el egoísmo del fuerte, el conformismo del débil y la ideología del utopista quieren imponerse a menudo como única vía posible», señala el obispo de Roma, preguntándose así: «Si los espacios educativos se conformaban hoy a la lógica de la sustitución y de la repetición y eran incapaces de generar y mostrar nuevos horizontes en los que la hospitalidad, la solidaridad intergeneracional y el valor de la trascendencia fundan una nueva cultura, ¿no estaríamos faltando a la cita con este momento histórico?»

La educación como antídoto al individualismo

«La educación es uno de los caminos más eficaces para humanizar el mundo y la historia», afirmó enseguida el Santo Padre.

“La educación es, sobre todo, una cuestión de amor y responsabilidad que se transmite de generación en generación. La educación, por lo tanto, se propone como el antídoto natural a la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y a la primacía de la indiferencia. Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades del pensamiento y la imaginación, la escucha, el diálogo y la comprensión mutua. »

Por eso, el Papa desea una nueva época de compromiso educativo.

Un pacto audaz, pensado para la sociedad civil

«Creemos que ha llegado el momento de concluir un pacto educativo global para y con las jóvenes generaciones, que comprometa a las familias, las comunidades, los colegios y las universidades, las instituciones, las religiones, los gobernantes y la humanidad entera, en la formación de personas maduras».

Se trata, pues, de tener «la audacia necesaria» para superar las simplificaciones excesivas basadas en la utilidad, el resultado (estandarizado), la funcionalidad y la burocracia que confunden educación con instrucción y acaban por atomizar nuestras culturas, señaló también el Sucesor de Pedro en su vídeomensaje.

Sobre la forma y el modo, el Papa insiste en «una cultura integral, participativa y poliédrica»

Se dirige así a todos los ámbitos, «a los hombres y mujeres de la cultura, la ciencia y el deporte, a los artistas y a los operadores de los medios de comunicación, para que también ellos suscriban este pacto y, con su testimonio y su trabajo, se hagan promotores de los valores del cuidado, de la paz, de la justicia, del bien, de la belleza, la acogida del otro y de la fraternidad». Un fuerte llamamiento a la sociedad civil, porque no hay que esperar todo de nuestros gobernantes; sería pueril. Disponemos de un espacio de corresponsabilidad para poder comenzar y generar nuevos procesos y transformaciones». (Encyclique Fratelli Tutti).

Los siete puntos del Pacto

El objetivo es esta «capacidad de hacer armonía», de formar una «civilización de la armonía», «de la unidad, donde no haya lugar para esta maligna pandemia que es la cultura del desecho». El Santo Padre argentino concluyó finalmente su videomensaje, destacando «que las grandes transformaciones no se construyen en las oficinas y gabinetes», sino que existe una «arquitectura de la paz»en la que intervienen las diversas instituciones y personas de una sociedad, «cada una según su competencia, pero sin excluir a nadie».

Los siete puntos de compromiso del Pacto Mundial para la Educación:

1- Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, poner de relieve su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que le rodea, rechazando aquellos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del derroche.

2- Escuchar la voz de los niños, y los jóvenes a los que transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y paz, una vida digna para cada persona.

3- Fomentar la plena participación de las niñas y niños en la educación.

4- Ver en la familia al primer e indispensable educador.

5- Educar y educarnos para acoger, abriéndonos a los más vulnerables y marginados.

6- Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral.

7 – Salvaguardar y cultivar nuestra casa común, protegiéndola de la explotación de sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el aprovechamiento integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural, siguiendo los principios de subsidiariedad y solidaridad y de la economía circular.

La respuesta de la UNESCO

Después del videomensaje del Papa Francisco, la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, apoyó sus palabras, recordando algunos datos. Desde el comienzo de la pandemia, 1.600 millones de alumnos y estudiantes de todo el mundo se han visto privados de sus aulas. «El 40 % de los países menos favorecidos no han podido desplegar los dispositivos específicos para la continuidad del aprendizaje». Se impone la necesidad de una nueva agenda, de un nuevo compromiso de toda la sociedad por la educación. «Un Pacto que Su Santidad anhela, que considera la educación en toda su amplitud global, compartida, integral, y que tiene vocación de estar en el centro de esta refundación», aseguró el Papa.

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